LOS ANTÓNIMOS DE VIAJE POR NORUEGA
Por Andrés Ulloa & Mariángela Vargas
¿Por qué los antónimos? Los antónimos es un auto-apodo que nos pusimos a finales del 2012 luego de que iniciamos clases de canto. Es una larga historia… pero luego de una noche de karaoke, motivados por el peor cantante de todos los tiempos, nos metimos a clases de canto. Aprender a cantar es algo retador, pero esos “berreos” que Andrés realizaba en las clases y los cánticos agudos de Mariángela, son de cierta manera los que hicieron posible este noviazgo tan tuanis y de que hayamos disfrutado de paisajes increíbles en diciembre del 2013. Ah, los antónimos se debe a que Mariángela es baja y alta (aguda) y Andrés alto y bajo (grave).
Bueno, este será un relato resumido del viaje, pues sino es muy posible que solamente nosotros lo leamos y lo que queremos es compartir nuestra linda experiencia con ustedes, acá les va:
-¡Buen viaje amor! junto con un fuerte abrazo y unas lágrimas en los ojos fue lo último que nos dijimos en el aeropuerto de Oslo. Si volvemos hacia atrás, todo inició… con la fiesta de despedida que organizamos en Costa Rica con muchos de nuestros compas, pues ya hace seis meses el destino nos había separado un poco, para vivir experiencias chivísimas tanto en el ámbito profesional como personal. Andrés se fue a trabajar a Noruega y Mariángela a estudiar a Taiwán, con tan sólo 8681.48 km de distancia entre Oslo y Taipei.
23 de Diciembre del 2013: Al otro lado del mundo
Mariángela dejó llena de nostalgia la vida taiwanesa alrededor de la 1 p.m. Aunque viajó 25 horas, llegó el 24 de diciembre, por ahí de las 7 de la mañana, con el afán de ganarse el tiempito extra que fuera puesto que ya se acercaba a las 3 décadas… Estaba yo en el aeropuerto ansioso, esperando la llegada de Mariángela y justo cuando la ví jalando sus 30 kg de equipaje, ambos tuvimos una sonrrisota que derivó en una cascada de besos y abrazos. Habían pasado 6 meses sin vernos, y aunque sí habíamos tenido un muy buen contacto y comunicación en este periodo de tiempo, la felicidad de vernos fue explosiva.
Hablamos, hablamos y hablamos, al ser antónimos, los polos opuestos nos hacen tener una increíble capacidad de conversación. Llegamos a la casa, a descansar un poco, conocer algo de la ciudad y en la noche tuvimos una cena de Navidad muy bonita junto con Alfredo, un tico, excelente persona y muy buen cocinero. Y de postre, muchos espeleo regalitos navideños y cumpleañeros (Mariangela cumple el 27 de dic y Andrés el 08 de enero).
25 de diciembre: ¿Que hacemos? ¿Planeamos viaje?
Vuelta de rigor por Oslo, desolado pero siempre impresionante. Mariángela se dio la sorpresa de lo caro que es este sitio, cuando compramos un “almuerzo de super” y nos costó como 16 mil colones. Luego de recorrer la ciudad fuimos al lago de Songsvann, que estaba parcialmente congelado pero igual super bonito. Después a decidir cómo hacíamos el viaje. Pero entre tanta vuelta y la alistada de cosas, se nos hizo tarde. Al día siguiente tomábamos un vuelo a Trondheim y no teníamos plan. Lo único claro es que íbamos a alquilar un carro con GPS en el aeropuerto e ir a hospedarnos a un Best Western, y el resto de días, -¡ay vemos!-
26 de diciembre: hacia el pueblo de Olafo!
Tomamos el avión a las 10 de la mañana. El vuelo duró menos de una hora. Llegamos a alquilar el carro más polo de todos, un VW Polo, que nos acompañó en nuestra travesía hasta Oslo de alrededor de 1700 km. Salimos del aeropuerto y ni destino teníamos… -di… ¡vamos al centro y buscamos que vesh!- Lo bueno es que los dos somos muy relajados en ese sentido. El GPS nos daba la opcion de no pagar peaje y tomamos esas ruta. Nos llevó de primera entrada por callesillas de lastre, con hielo y poco transitadas, pero con unos paisajes increíbles. No sabíamos si era más rápido o no, no nos importaba si la otra ruta tenía mejores paisajes, solo queríamos disfrutar de la opción que habíamos elegido.
Paramos a orillas de varios lagos, que después se volvieron el común denominador durante el viaje. Llegamos a Trondheim, que nos recibió con un buffet de pizza y cerveza… así empezábamos oficialmente nuestra aventura y así la concluimos. ¿Se volverá tradición? solo el tiempo lo dirá…
Check in en el hotel, guardar el carro, conocer la ciudad y entrenar una media horita. Como a las 9:00 p.m. salimos en cacería de auroras boreales. Era una noche bastante despejada, teníamos alta probabilidad de verlas (de acuerdo a la aplicación Aurora Forecast) y fuimos a los sitios recomendados a “la chingada grande de Noruega” en cacería de auroras boreales. Subimos dos montañas (en el carro polo eso si) y fuimos a la orilla de la playa pero que va, la cacería se extendió hasta casi la 1 am, no tuvimos suerte. Volvimos al hotel y a dormir.
27 de diciembre: Cumpleaños de Mariángela
Ese día era el cumple de Mariángela, no era cualquier edad, cumplía 30 años … Nos comimos un desayuno descomunal en el hotel y nos fuimos para el centro. Hicimos cálculos, y el hospedaje de cada día nos podía costar más de $100 la noche, y como ese plan además podía robarle la espontaneidad al viaje, decidimos comprar cosas para camping. Ya contábamos con 2 sleeping bags, compramos uno para -30 °C, unas ollilas, una tienda y un aislante térmico. No fue barata la adquisición, pero a diferencia de gastar en el hotel, la idea era quedar con algo que sabemos que nos será de gran utilidad para futuros rides.
Salimos como a medio día rumbo a “Kristiansón”...-debió haber sido macuco el chavalo ese- Nuevamente, el paisaje era increíble con muchos lagos, pero cuya belleza se fue opacando levemente a medida que el hambre nos iba llegando. Legítimamente todos los lugares eran pueblitos donde todo estaba cerrado, puesto que en Noruega en estas épocas aparentemente se toman muy en serio eso de las vacaciones de fin de año y la gente y la comida desaparecen.
Llegamos a un restaurante con una vista chivísima... ¡al fin! pues llevábamos más filo que el cuchillo de Tarzán. Entramos pero estaba cerr04ado, sin embargo, como que dimos lastima y por dicha nos vendieron un par de atuncillos y unas barras de granola. Con eso sobrevivimos hasta como las 4:00 p.m., hora en que empieza a anochecer y a la que encontramos el primer super abierto; aprovechamos para hacer las compras. Nos hicimos un sandwich a la carrera y tomamos el primer ferry.
La manejada por la noche no nos dejó contemplar mucho del paisaje, pero al final llegamos a Kristiansund… Dimos como 5 vueltas a la ciudad buscando el centro, pero es que no había casi nada… todas las veces pasamos por el centro. Nos encontramos un lugar para agarrar wifi y tomarnos una birrita cumpleañera y luego directo para el camping. El sitio quedaba a la par de un aeropuerto, y por supuesto, sin un alma alrededor. Al sacar la tienda de campaña no vimos los pines, así que improvisamos. Luego casi apunto de irnos dormir, apareció de la nada la bolsa con los pines, pero para ese momento ya la tienda estaba amarrada al carro y habíamos utilizado hasta cabeceras de los asientos como pines. Sustituimos algunos y a dormir. Según nosotros no hacía mucho frío, pero en la madrugada a Mari que había escogido dormir en los dos sleepings pequeños le dio un frío de esos que no dejan dormir. Mientras que Andrés en el sleeping de -30 °C hasta la sueter se tuvo que quitar; humm no más sleeping de -30°C para Andrés.
28 de Diciembre: Para Alesón
Nos levantamos como a las 8:00 a.m., desayunamos alguito y empezamos el viaje rumbo a Alesund. Ese día fue increíble. Planeamos la ruta para poder pasar por la carretera del Atlántico. Seis meses atrás, habíamos visto fotos y se sentía como si fuéramos a cumplir un sueño. Así que manejamos de Kristiansund hacia Averoy. Esta carretera es un chuzo y conecta un archipiélago por el que uno va pasando en carro de islita en islita conectadas por puentes asombrosos y en algunas ocasiones hasta por túneles por debajo del mar. Tratamos de manejar a buena velocidad para sentir más bravas las curvas y cambios de relieve con los que fue construida esta original carretera.
Cuando acabamos la emoción, nos fijamos un nuevo punto al cual manejar y decidimos ¡visitar la tierra de los Trolls! Para llegar ahí, manejamos hasta Molde y luego de sorpresa apareció el lugar favorito de Noruega de Andrés: Andalsnes, un valle glaciar rodeado por imponentes montañas nevadas. Al ver ese lugar tan increíble, de inmediato paramos a tomar fotos y disfrutar de los paisajes. Pero decidimos seguir manejando hasta la carretera del Troll para aprovechar la luz del día, que se desvanece cerca de las 4 pm.
La ida a Trosllstigen nos asombró no sólo por la belleza del valle en forma de U al lado del camino, sino (una vez más) por estar totalmente desolado. Al llegar a la subida de la carretera, nos percatamos que estaba cerrada, así que parqueamos el carro y decidimos subir caminando. ¡¡Que buen camino con unas curvonas de 180° en forma de zig zag!!. Mientras íbamos caminando, la calle cada vez se veía más llena de nieve y de un sólo nos cayó la pz de porqué la calle estaba cerrada cuando nos empezaron a caer piedras en derrumbes del nivel de arriba… no quedó de otra que devolvernos… El hecho de que el camino estuviese cerrado nos medio estropeó los planes, pues queríamos atravesar por ahí para ir a un glaciar, pero diay sin wifi y con el radio en noruego, no teníamos ni idea qué calles cerraban en invierno.
-¿Y ahora pa donde agarramos? -Jale a cocinar el almuerzo-cena al lado de aquel lago chivisima y luego vemos dónde acampamos-
-¿Y ahora pa donde agarramos? -Jale a cocinar el almuerzo-cena al lado de aquel lago chivisima y luego vemos dónde acampamos-
Después de comer, como la calle de los troles estaba cerrada nos dimos un vueltón hasta Sjoholt y de ahí desviados vía ferry a Einsdal. Pensamos acampar a la orilla del ferry, no obstante el lugar se veía extraño y decidimos continuar, en el siguiente sitio de camping hacía un frío y viento del carajo, continuamos hasta llegar por otra calle de zig zag a un lugar de camping más caché.
29 de Diciembre: el mejor fiordo de Noruega, Geirangerfjord
Al salir de la tienda de campaña, la tenue luz del día, que iba a tardar como dos horas más en aclarar, nos dejó darnos cuenta que acampamos en un chuzo de lugar...justo al lado del fiordo con montañas nevadas alrededor. Después de desayunar, como teníamos dos días sin bañarnos, se nos ocurrió darnos un baño bactericida en el lago, que más bien casi fue suicida, ¡¡que frío!! El nadado que realizamos no fue estilo libre ni perrito, ¡fue estilo supervivencia con tal de salir del agua!. Los calambres en los dedos de los pies producto del cartaguito se fueron calmando a medida que nos acercamos al mirador… No hay palabras para describir ese lugar, incluida la belleza de la soledad pues aparentemente a NADIE se le ocurre pasear por esos rumbos en Diciembre (punto importante, por si no había quedado claro, las calles y todas las atracciones turísticas están cerradas, casi abandonadas).
El siguiente destino era el glaciar más grande de Noruega e incluso de Europa continental: Jostedalsbreen glacier. Todo un espectáculo decía el libro, el plan era llegarle por la ruta 63, pero como era de esperarse topamos con un pocotón de nieve y adiós glaciar… (glaciar 2, antónimos 0) a devolverse rápido por el camino que veníamos para evitar quedarnos encerrados en ese pueblito desolado, aunque no hubiera sido mala idea, es precioso… Entonces por cuarta vez pasamos por el camino lleno de curvas, pues era el acceso al mirador y el único camino hacia el Ferry.
Pasamos varios ferrys, como unos 4 ó 5 ese día, así que viajabamos por aire, tierra y mar… nada nos detenía (excepto todos los caminos cerrados), pero no hubiese sido así si hubiéramos ido en el GMC, alias pickupson jaja. En uno de los Ferrys, Andrés sugirió sacar un atuncito para comer, pero Mariangela le contesto: -Diay gordinflón, ¡va a seguir comiendo!- Pero las verdaderas intenciones de ella creo que era comérselo sola, pues después de buscarlo un buen rato, lo encontré escondido debajo de su asiento. Al final ese atuncillo nos salvó la tanda y fue nuestra única cena.
Con poco margen de cálculo, terminamos llegando a Bergen a medianoche. Para ese momento no teníamos ni idea que en Bergen llovía como 200 días del año y sí, ¡estaba aguacero cerrado! Fuimos a 2 sitios de camping y si nos hubiéramos bajado del carro sólo para ver el sitio íbamos a quedar empapados, imaginense armar la tienda. Por nuestra mente pasó la idea de dormir en la estación del tren, abajo de un puente, en algún quiosco de un parque, pero a la 1 am decidimos dormir en el carro -que va esta rudo acampar hoy y estamos demasiado cansados- Así que asientos pa atrás, dejamos el carro medio sordeado junto a un lago en las afueras de la ciudad y sin caritas.30 de diciembre: Oslo en la mira
Nos levantamos como a las 8:00 a.m. cuando algunos carros empezaron a pasar al lado de nosotros, pues aparentemente parqueamos cerca de un sitio de trabajo, algo así como una fábrica. Al final la dormida en el carro no estuvo mal, y Bergen se fue a la Bergen, pues solo lo vimos de noche. Decidimos encaminarnos a Oslo, pues nos tocaba un largo viaje aún.
Apenas iba amaneciendo y se dejaban ver las enormes paredes de roca que rodeaban el camino en el que nos encontrábamos. Ya llenos después de comer alguito, nos detuvimos a realizar la competencia “Latin American Chicken”. Este es un concurso de parejas que consiste en bailar al mejor estilo de un pollo, así que cada uno tuvo su propia oportunidad. Al final quedamos empatados, pues ambos dominamos muy bien la técnica.
El viaje continuó y pasamos por otro fiordo increible, Aurland. Paramos una vez más para apreciar el paisaje y agradecer lo afortunados que somos por realizar un viaje. Luego, seguimos y nos topamos con un túnel de 25 km con una decoración super chiva, que daba la impresión de que fuera en puro hielo, así que parqueamos el “polomovil” a un lado y sacamos una fotica. Continuamos por caminos repletos de nieve, pero por suerte esta vez no estaban cerrados, pues habían camiones que los iban limpiando.
En la travesía, nos detuvimos a jugar en la nieve y también vimos como alguna gente esquiaba jalada por el viento. La nevada era bastante intensa y al llegar a Hemsedal ¡hasta que por fin encontramos a los noruegos!! Estaba totalmente repleto de gente, pues era un centro de esquí importante. Aprovechamos para darnos una vueltita por el pueblo, fullear el carro y al ratito continuamos con nuestro viaje, pues aún nos quedaban más de 230 km de viaje.
Alrededor de las 5:15 p.m. (ya tenía rato de ser de noche) llegamos a la casa en Oslo. Justo antes de llegar compramos unas birritas, para hacernos una ensalada y alguito de comer para festejar el éxito del viaje. El chunchero y el desmadre que nos traíamos en el carro lo pasamos a la casa… Los recuerdos y momentos se los dejamos acá…
Pasaron más días muy tuanis en Oslo, pero inevitablemente llegó el 5 de enero... comimos pizza y cerveza en el aeropuerto para mandar a Mari atontada en el vuelo, aunque esperamos en la próxima aventura la tradición salga más barata, pues acá casi nos sacan los ojos… En fin, Andrés sigue por un tiempo trabajando en Noruega y Mari de vuelta a Costa Rica. Los dos estamos super contentos y agradecidos por haber tenido la oportunidad de vernos y realizar ese chuzo viaje y nos prometimos una cosa: quitarnos todas las ataduras mentales, izar las velas y aprovechar los vientos que vengan en esta vida para seguir haciendo viajecitos juntos todos los años, encontrando la manera de volver estos sueños realidad. Viajar y vivir, no importa la manera, ya sea en carro, barco, avión, bestia, bicicleta o a pie pues a una fuerte voluntad nadie ni nada lo detiene. Y cada viaje será una vivencia, que irá formando nuestros seres y añadiendo páginas a nuestra historia. ¡Hasta la próxima!
wee. q cheveridad de relato. Qué valentía la de ustedes acampar y turistear con ese frío. Brrrrr.
ResponderEliminarSimplemente me atraparon con el relato!!! jeje ...que bien chiquillos!! así es como todo tiene que ser!! fluir y vivir!!!!
ResponderEliminar